Por Luis Martínez Alcántara

Raúl Jiménez vive un momento de gloria con la Selección Mexicana al anotar un doblete frente a Canadá en la semifinal de la Nations League, un logro que llega cuatro años después de sufrir una fractura de cráneo que puso en riesgo su vida y su carrera. El delantero mexicano no solo volvió a las canchas, sino que demuestra estar en plenitud física y anímica. Su actuación ha emocionado a miles de aficionados.

El 29 de noviembre de 2020, Jiménez sufrió un brutal choque de cabezas con David Luiz durante un partido entre Wolverhampton y Arsenal. La lesión lo llevó al quirófano y lo mantuvo alejado del campo por varios meses. Los médicos, en su momento, consideraron que era un milagro que sobreviviera. Muchos dudaban de que pudiera volver a jugar al más alto nivel, pero Raúl jamás dejó de intentarlo.

En entrevistas recientes, Jiménez compartió que hubo momentos de desesperación, miedo y dolor, pero que su fe y el apoyo de su familia lo mantuvieron firme. “Nunca tienes que perder la fe”, declaró tras el partido ante Canadá, con lágrimas de emoción al recordar el largo camino que recorrió. Su frase se ha viralizado, convirtiéndose en inspiración para millones de personas.

El regreso del delantero a un nivel competitivo ha sido progresivo. En su club Fulham ha tenido altibajos, pero en esta última convocatoria con la Selección Nacional demostró que sigue siendo pieza clave. Sus dos goles lo colocan nuevamente como referente ofensivo del equipo y alimentan la esperanza del Tri rumbo a la final de la Nations League y al Mundial 2026.

Raúl Jiménez se convirtió en un símbolo de resiliencia dentro y fuera del campo. Su historia es un ejemplo de superación, y su renacer deportivo confirma que el esfuerzo, la paciencia y la fe pueden llevarnos más allá de los límites. Hoy, Raúl no solo celebra goles: celebra la vida y la oportunidad de seguir haciendo lo que ama.

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